Carmen es una abogada de profesión que dedicó toda su juventud a labores de oficina. Mientras laboraba para el Juzgado de Paz de su pueblo natal, invitaba a sus compañeros de trabajo a almorzar a su casa, y años más tarde, cuando se quedó sin empleo, no dudó en instalar un comedor en su casa para servir comida con esmero y delicadeza. Doña Carmen afirma que este emprendimiento la ha convertido en una persona independiente y le ha permitido pagar los estudios universitarios de su hijo. “En mi negocio yo aplico todos mis conocimientos profesionales; por ejemplo, cuando llegó la pandemia tuve que cerrar las puertas, pero empecé a brindar servicio por WhatsApp y a darle seguimiento a mis clientes, a pesar de la distancia”. “Yo empecé con un préstamo para comprar insumos de mi negocio; luego empecé a ahorrar con las ganancias, y ahora yo tengo mi tarjeta de débito y la aplicación BANFONDESA Móvil que me hacen la vida más cómoda”.