Santa es una mujer que siembra cacao y esperanza en las lomas de Castillo. Ella no recuerda con exactitud desde cuando es clienta de BANFONDESA, lo que sí recuerda y afirma con orgullo es: “Yo tuve que ponerme los pantalones más para arriba de la cintura para criar a mis hijos y BANFONDESA fue el banco que me abrió las puertas para ahorrar y tomar mis primeros préstamos”. Cada mañana, doña Santa toma el machete para laborar las tierras que heredó de sus padres, con la ilusión de hacer realidad su anhelo de que sus hijos siempre vean en ella un ejemplo de amor al trabajo y optimismo. “Después que yo decidí cultivar al campo que me vio nacer, muchas personas se han motivado a trabajar estas lomas y ya hemos logrado construir un camino vecinal que nos permite llegar más fácil”, relata con brillo en sus ojos.